7.27.2009

El Jarrón de la Mesa.

Es la historia de un Jarrón, un Jarrón que nació de las manos de escultores o artesanos desconocidos, quizá de maquinas reproductoras en serie, o de los dos juntos a la vez, nadie sabe.
Este Jarrón viajó por muchos lugares, estuvo arriba de mesas, arriba de estanterías, arriba de muebles de cocina, en un living, a estado en baños, en patios, y en muchos lugares más.
Era un Jarrón muy lindo, muy hermoso. Creo que de cerámica o porcelana, pintado con algo brilloso, colorido y con unas partes blancas que brillaban y que podía iluminar una casa entera. Muy atractivo y elegante.
Llego un día en que este Jarrón fue a parar a una casa, en donde había una Mesa enorme, hermosa también, hecha toda de madera maciza, y barnizada con un color marrón oscuro, realmente muy linda. El Jarrón, que fue a adornar el centro de esta Mesa, se sintió muy a gusto en donde estaba, y la mesa, impactada de tal brilloso objeto, también quedo muy conforme con su nueva compañía.
Un día impensado muchos meses después de que el Jarrón llegara a la casa, y se estancara arriba de esta Mesa grande, un viento irrumpió en la sala donde se encontraban, y con una fuerza enorme, movió la Mesa y el Jarrón se cayó al piso y se rompió en muchos pedazos. La Mesa preocupada, y sin poder creer lo que había sucedido, levantó el Jarrón en pedacitos, y lo armó de nuevo pegando cada una de sus partes. Asustada sin haber podido hacer nada, la mesa le pidió disculpas al Jarrón por dejar que se cayera, y éste se las aceptó.
Pasaba el tiempo y la Mesa se hacía muy amiga del Jarrón, se querían muchísimo, la Mesa cuidaba el Jarrón poniéndolo lo mas en el centro posible haciéndolo lucir, y para que no se cayera de nuevo, y el Jarrón se ponía flores de colores para embellecer la Mesa.
Un tiempito después, en una mañana algo nublada y de mucho frio, se escuchó el ruido de la puerta de entrada de la sala donde se encontraban, y se vio entrar a una persona con un jarrón nuevo, que reemplazo el que estaba hacía mucho tiempo, tirándolo inclusive a la basura. La mesa, no se dio ni cuenta de lo que había pasado. Su Jarrón amigo había desaparecido, adentro de un tacho de basura, y que encima, cuando lo tiraron, se rompió en pedacitos mucho mas chiquitos. La Mesa, al darse cuenta mucho tiempo después, salió corriendo a buscar el Jarrón, a socorrerlo, y cuando lo sacó de la basura, estaba roto en tantos pedacitos mas chiquitos que se hacía difícil ver que parte era cada parte. Con paciencia y casi sin poder creer lo que había sucedido, la Mesa armó todo el Jarrón de nuevo, pero esta vez le costó mucho más tiempo por el tamaño de partecita ahora muchos más chiquitas. Al armarlo de nuevo le pidió perdón otra vez por haber dejado que lo tiren a la basura, y el Jarrón, sin que la Mesa lo mereciera, lo perdonó. Pero ya no era lo mismo que antes, el Jarrón ya no era tan hermoso, la pintura estaba cachada y rayada, y encima brillaba poco.
Con el paso del tiempo, la Mesa arrepentida de cómo había descuidado el Jarrón tantas veces, lo fue cuidando mucho mas, lo limpiaba todos los días, le pasaba una pintura brillosa, le cambiaba el agua, le ponía flores nuevas, y muchas otras cosas que hacían ganar al Jarrón, mucha más confianza en la Mesa. De a poco se fueron queriendo cada vez mas y se fueron haciendo inseparables los dos. La Mesa no quedaba bien sin ese Jarrón arriba, y el Jarrón no se lucía tanto como arriba de esa Mesa.
El Jarrón, si bien estaba armado de nuevo, estaba fisurado, pero todo esto lo hizo mucho mas fuerte e irrompible, e inclusive, volvió a brillar de nuevo, arriba de esta enorme Mesa, como al principio.